lunes, 31 de marzo de 2008

Comentario político semanal

Comentario político semanal
de Patricio Grez de Heeckeren.

Frente a tanta noticia negativa centrada en el último numerito de Mofletín Lavín y sus acusaciones de corrupción en los municipios con alcalde UDI. La ofensiva de la DC pidiendo una rebaja del IVA me pareció refrescante y agradable. Tal como dice el pelao Buchi en el Merculo de hoy Domingo, hay otros impuestos que sería más conveniente rebajar para estimular la inversión, estimular el crecimiento, estimular el empleo y la reducción de la pobreza. Sería mejor eliminar del todo el impuesto de timbres, y restituir la exención de impuestos a las utilidades reinvertidas así como también restituir la posibilidad de hacer depreciación acelerada. Pero cualquier rebaja de impuestos es buena. Me parece mejor dejar a los ciudadanos manejar su plata y no que se la quiten con impuestos para que la maneje el gobierno, pues como sabemos, el gobierno no es la solución a nuestros problemas, el gobierno ES el problema.

Ocurre que la tradición intervencionista chilena, tan antiliberal, empuja al gobierno a sentirse autorizado para meter mano en cualquier aspecto de la vida cotidiana, sin comprender ni por asomo que a menudo las cosas funcionan tanto mejor cuanto más lejos están de la zarpa dirigista del Estado. Cuando el Estado respeta la libertad como bien supremo, la gente se dedica a sus cosas, organizándose a sí misma con el razonable criterio de su libre albedrío. La vida discurre de un modo mucho más sencillo. Con un Estado subsidiario y libertario, que haga respetar el derecho de propiedad, que haga respetar los contratos, se produce el crecimiento y el desarrollo.

Ese es el Estado Subsidiario y Libertario que nos gustaría a quienes creemos en la habilidad innata del hombre y la mujer responsable de hacer lo que más les conviene. Creemos en el derecho de las personas a procurarse su propia felicidad y en el principio moral de que la persona es un fin en sí misma, y no un medio para los fines de otros. No creemos en la acción de estados voraces que usurpan las funciones de la sociedad civil y esterilizan la capacidad creativa de los individuos. Libertad, el libre albedrío, es lo primero y constituye el objetivo máximo de las democracias verdaderas. Y para eso hay que empezar por derrotar la pobreza, pues ser pobre con el consuelo de ser libre es la amputación de la libertad.

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