viernes, 13 de agosto de 2010

EXTRA EXTRA EXTRA del Comentario Político Semanal, Patricio Grez de Heeckeren.





En cuanto a la contingencia política, como casi todas las cosas de este país, también se politizó la tragedia de los mineros atrapados 700 metros bajo tierra. El ministro Golborne dijo esto, Escalona dijo lo otro, bla bla bla. Solo puedo rogar a todas las diosas y dioses del Olimpo que esos pobres mineros salgan con vida de este trance, que lo dudo.

Pasando a un tema político de largo plazo, y antes de que el ministro de Salud Sr. Magalich envíe ese nefasto proyecto de Isapres que está cocinando, le ruego a él y a mi presidente Piñera que reconsidere todo el cuadro completo de este tema.

Vamos por partes.

El todopoderoso Estado obliga a los asalariados y jubilados a destinar al menos un 7% de su sueldo a pagar una prima de seguro de salud en una institución aseguradora, la cual puede ser una Isapre (privada) o Fonasa (estatal) a elección del trabajador o jubilado. En el caso de optar por una Isapre, el trabajador normalmente tendrá que aportar sumas adicionales por encima del 7% y dependiendo del costo del plan de seguros al que se acoja. La prima de seguros, o costo del plan, dependerá también del sexo y edad, siendo más cara para las mujeres en edad fértil y para los más viejitos que tenemos más riesgo de enfermarnos que los jóvenes.

En caso de optar por Fonasa, solo se paga el 7%, independientemente de que sea una mujer fértil o un viejito enfermizo como su seguro servidor. Obviamente el verdadero costo para Fonasa de asegurar a las mujeres fértiles y los viejitos enfermizos es mayor que la susodicha prima del 7%, y ese mayor costo, esa mayor prima de seguros, está siendo subsidiado por los contribuyentes, hay un subsidio oculto enorme del cual no se habla mucho. El problema del esquema actual es que los beneficiados por este subsidio son solo aquellos trabajadores y jubilados que hayan optado por Fonasa. ¿Se entiende hasta aquí?. Hasta mi pequeño nieto Ciro lo entendió cuando se lo expliqué.

La solución liberal al problema de asegurar la salud de la población consiste en que los contribuyentes subsidiemos parte de la prima de seguro solo a las mujeres fértiles pobres y a los viejitos pobres independientemente de que ellos opten por una Isapre o por Fonasa. Fonasa debiera ser solo una Isapre más, de propiedad estatal pero regida por todas las leyes y regulaciones de las Isapres, igualito al Banco del Estado que para todos los efectos prácticos es un banco más del sistema, igualito a la hipotética AFP estatal que tanto desean algunos parlamentarios progre.

Las cuentas claras y el chocolate espeso, las Isapres, tanto privadas como estatales, deben cobrar sus primas de seguro de acuerdo al riesgo de cada asegurado. Y para aquellos trabajadores y jubilados que no puedan pagar totalmente su prima por su condición socioeconómica, los contribuyentes deberemos financiar la diferencia, sin importar que el beneficiado haya elegido una Isapre privada o una Isapre estatal (o sea Fonasa). Así queda mucho más ordenadito, se favorece la libertad de elección de trabajadores y jubilados, se evitan distorsiones y abusos, dejamos contentos al Tribunal Constitucional e incluso moros y cristianos podríamos bailar una cueca en pelotas para celebrar.

martes, 10 de agosto de 2010

Comentario Político Semanal, por Patricio Grez de H.

La venta del Canal 13 me transportó al verano de 1963 en Con Con, yo tenía 11 años. Mi madre era muy amiga de doña Mary Rose Scroggie Alessandri, sobrina del Paleta Lissandri. La "Mery" nos había prometido una visita a su tío Jorge en el Palacio Castillo y había llegado el gran día. Lo que más me gustó del Palacio Castillo fue una tortuga gigante que caminaba por los prados. Y con mi hermano nos bañamos en una enorme piscina casi olímpica, más tarde tuvimos el honor de saludar al paleta.

Yo le pregunté porqué teníamos tan pocos canales de televisión, solo el 13 de la Católica y el 9 de la Sshile. Y el paleta me explicó que no podía permitirse televisión comercial que encandilaría al pueblo con publicidad de productos "suntuarios" y todos terminarían endeudados comprando productos que no necesitaban. Le tele, me agregó, está para cosas mejores, como la cultura universitaria, y por eso se había prohibido la tele comercial privada. Y todo esto en un gobierno teóricamente de deresshha, calcule usted, es que el pensamiento progre estatista izquierdistoide está muy arraigado en nuestro ADN desde muy antiguo.

Tuvo que venir el gobierno autoritario de las Fuerzas Armadas y del Orden para que se liberalizaran vastos espacios de la sociedad chilena, incluyendo la tele. Pero todavía hoy hay poderosas fuerzas enemigas de la libertad en este tema como en otros. La concesión de canales de TV, sean abiertos o por cable o satélite, o interné cualquier otra modalidad tecnológica del futuro, tiene que acercarse lo más posible a la libertad total, por lo demás la tecnología permite cada vez más y más canales, y por eso la chiva de que el Estado debe "administrar el espectro" es cada vez menos aceptable.

No podemos tener concesiones de televisión que duren lo que decida el todopoderoso Estado, corremos el peligro que pase lo de Venezuela donde Chávez se ha dedicado a caducar concesiones de canales opositores, y recuerde usted que en Chilito el activista progre Sr. Paulsen se apuró en aclararnos que lo que hizo el gorila Chávez fue perfectamente legal.

La Libertad de prensa y expresión es un derecho inalienable, no puede ser una concesión del Estado y no podemos retrotraernos por ningún motivo a esos esquemas estatistas totalitaroides. Las concesiones tienen que ser definitivas y transables en el mercado, y cuando llegue el momento en que la tecnología permita sepeteciendos canales, sencillamente hay que eliminar la necesidad de concesiones estatales y sacar las garras del Estado para siempre de la tele.

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