martes, 10 de agosto de 2010

Comentario Político Semanal, por Patricio Grez de H.

La venta del Canal 13 me transportó al verano de 1963 en Con Con, yo tenía 11 años. Mi madre era muy amiga de doña Mary Rose Scroggie Alessandri, sobrina del Paleta Lissandri. La "Mery" nos había prometido una visita a su tío Jorge en el Palacio Castillo y había llegado el gran día. Lo que más me gustó del Palacio Castillo fue una tortuga gigante que caminaba por los prados. Y con mi hermano nos bañamos en una enorme piscina casi olímpica, más tarde tuvimos el honor de saludar al paleta.

Yo le pregunté porqué teníamos tan pocos canales de televisión, solo el 13 de la Católica y el 9 de la Sshile. Y el paleta me explicó que no podía permitirse televisión comercial que encandilaría al pueblo con publicidad de productos "suntuarios" y todos terminarían endeudados comprando productos que no necesitaban. Le tele, me agregó, está para cosas mejores, como la cultura universitaria, y por eso se había prohibido la tele comercial privada. Y todo esto en un gobierno teóricamente de deresshha, calcule usted, es que el pensamiento progre estatista izquierdistoide está muy arraigado en nuestro ADN desde muy antiguo.

Tuvo que venir el gobierno autoritario de las Fuerzas Armadas y del Orden para que se liberalizaran vastos espacios de la sociedad chilena, incluyendo la tele. Pero todavía hoy hay poderosas fuerzas enemigas de la libertad en este tema como en otros. La concesión de canales de TV, sean abiertos o por cable o satélite, o interné cualquier otra modalidad tecnológica del futuro, tiene que acercarse lo más posible a la libertad total, por lo demás la tecnología permite cada vez más y más canales, y por eso la chiva de que el Estado debe "administrar el espectro" es cada vez menos aceptable.

No podemos tener concesiones de televisión que duren lo que decida el todopoderoso Estado, corremos el peligro que pase lo de Venezuela donde Chávez se ha dedicado a caducar concesiones de canales opositores, y recuerde usted que en Chilito el activista progre Sr. Paulsen se apuró en aclararnos que lo que hizo el gorila Chávez fue perfectamente legal.

La Libertad de prensa y expresión es un derecho inalienable, no puede ser una concesión del Estado y no podemos retrotraernos por ningún motivo a esos esquemas estatistas totalitaroides. Las concesiones tienen que ser definitivas y transables en el mercado, y cuando llegue el momento en que la tecnología permita sepeteciendos canales, sencillamente hay que eliminar la necesidad de concesiones estatales y sacar las garras del Estado para siempre de la tele.

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