jueves, 25 de junio de 2009

Comentario Político Semanal.


Mi querida Gordis anda en otra gira gloriosa, esta vez en Gringolandia, mi país favorito. Allá ella dijo textual, "A Velasco le decían que era amarrete y ahora es un héroe". Se refería por supuesto al Narigoncete Frei cuando hace un par de años salió con su memorable “No le podemoz dejar 30.000 millonez a la deresssha, ezo ez una locura, zi, ez una locura”. En aquellos tiempos también abundaban los diputados y senadores progre acusando a Velasco de “neoliberal”, que es el segundo peor insulto que puede espetar un izquierdoso. El peor insulto progre por supuesto es “fascista”, y lo tienen reservado solo para sus momentos de mayor furia moral.

Pero ahora Narices Frei está fascinado con Velasco y mi Gordis, mal que mal Velasco está vendiendo los dólares acumulados como si viniera el fin del mundo, y como resultado el dólar cae como piedra. Además Narices se ha vuelto más papista que el papa y más estatista que el senador Navarro. En su programa incluye aprobar el aborto, estatizar el Charchantiago, estatizar las empresas sanitarias que privatizó en su primer gobierno, estatizar la generadora Colbún que privatizó en su primer gobierno, y estatizar cualquier cosa que se mueva. Zi Zi Zi, hay que potenziar al Eztado, dice Eduardo. El pasquín La Segunda nos informa que pronto recibirá la “Agenda Progre” de los senadores Girardi y Avila, destinada a ganarse los votos de Marco Enríquez O-my-Money. “Pariz bien vale una Miza” dice el narigón que está irreconocible en su actual pose progre, el camaleón perfecto.

Y para tanto neo-estatismo, el Narigoncete envía un mensaje tranquilizador a las masas: no se preocupe usted, que sólo cobraremos impuestos a los demás, que son una minoría, mientras que usted integra la mayoría a la que vamos a “proteger”. He ahí quizá la clave: en los demás, porque el socialismo está bien mientras no se acabe el dinero de los demás. Cuando se acabe, y siempre se acaba, entonces irán por usted, porque no hay socialismo sin usurpación de los bienes y libertades de millones de personas, minorías o mayorías, entre las cuales bien puede estar en algún momento dado usted. Y usted lo sabe.

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