miércoles, 14 de julio de 2010

Comentario Político Semanal, por Patricio Grez de H.



No es cosa del 2009, no es cosa de la crisis, los porfiados números vienen mostrando por años de años que el ritmo de reducción de la pobreza en Chilito era cada vez más y más decreciente. Año tras año la reducción de la pobreza era cada vez menor, se ha insistido hasta la majadería, hasta el desideratum. La concerta recibió un país pujante creciendo fuerte, el vuelito duró, pero ya en el gobierno del Pichón de Buitre el crecimiento promedio fue menor que el crecimiento promedio durante el gobierno de don Pato Aylwin, y durante el gobierno de la Reina Ricarda el crecimiento promedio fue menor que el del Pichón, y para que hablar durante el gobierno de mi Gordis, sencillamente el crecimiento no estaba en su vocabulario, esas eran cosas de los insensibles "tecnócratas neoliberales", decían. Es la tragedia de los socialismos, tanto énfasis en "proteger a los pobres" regulando y regulando, interviniendo e interviniendo.

Hayek argumenta como los constructivistas por promover valores, ideales, y bienestar "desde arriba" no toman en cuenta los procesos históricos de desarrollo, como el conocimiento disperso y el orden espontaneo que se da en las sociedades verdaderamente libres. El la define como la "fatal arrogancia" de la planificación central, donde los planificadores creen arrogantemente que la información que poseen es toda la información existente, con resultados fatales para las sociedades.

Llevo años viendo a la progresía con su discurso contructivista demagógico, si usted viera al diputado Aguiló o la diputada Goic, o al senador Letelier o incluso a muchos políticos de la derecha progre-izquierdosa, entendería a que se refería Hayek con la fatal arrogancia. Cuando usted ve a políticos insistiendo en prohibir trabajar (feriado irrenunciable lo llaman) o insistir en aumentar sueldos mínimos que excluyen a decenas de miles de las personas más vulnerables, cuando usted ve la insistencia en fórmulas estatistas-intervencionistas claramente fracasadas, puede entender porqué estamos perdiendo la batalla contra la pobreza.

Y ahora invito al nuevo gobierno a ponerse las pilas, a perderle el miedo a los poderes fácticos, a empezar a cortar los nudos gordianos. Los pobres no pueden seguir esperando.

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