martes, 18 de enero de 2011

COMENTARIO POLITICO SEMANAL, por Patricio Grez de H.

COMENTARIO POLITICO SEMANAL,

por Patricio Grez de H.

Los subsidios a la oferta, como por ejemplo el subsidio al precio del gas en Magallanes, son totalmente nefastos, tanto en lo económico como en lo político. Veamos porqué, partiendo por lo económico.

El mecanismo de precios es la arteria por la que se extiende la información por toda la división del trabajo. Es el fenómeno que permite que la coordinación económica tenga lugar entre individuos que no perciben totalmente la armonización que supone la división del trabajo. El mecanismo de precios es lo que permite a una persona disfrutar de la satisfacción de los productos disponibles para ella, sin ni siquiera estar conscientes de los productores de todos los bienes de capital que participaron en la fabricación de estos productos.

Si los precios son mentirosos pues están subsidiados por los contribuyentes, como en el caso de gas consumido en Magallanes, o de los pasajes del Transantiago, se generan distorsiones en la asignación de recursos e injusticias distributivas con contribuyentes pobres subsidiando a consumidores menos pobres. Todos hemos leído las historias de Magallánicos calentando la casa con el horno de la cocina, o manteniendo prendida la calefacción a gas con las ventanas abiertas. Y todo eso financiado del bolsillo de los contribuyentes ricos y pobres.

Por el contrario, los subsidios a la demanda son mucho más eficientes. Bajo un esquema de subsidio a la demanda los precios son los verdaderos, no existen los productos o servicios "gratis", todos los precios reflejan la realidad económica y no hay distorsiones por ese lado. Y lo que se hace es usar los fondos de los contribuyentes para ayudar directamente a las personas pobres y necesitadas, personas con nombre y apellido y RUT, se les traspasa plata de los contribuyentes a esas personas necesitadas para ayudarlas a pagar total o parcialmente ciertos productos y servicios, como en el caso del subsidio a la demanda por agua o el subsidio a la demanda por educación.

Es re fácil para los politicastros populistas ningunear de "economicista" al buen manejo de los recursos aportados por los contribuyentes. El mecanismo de precios de mercado es fundamental para la correcta asignación de los recursos, para el desarrollo y para el crecimiento y todo lo que digan en contra de esto los políticos "pragmáticos" vale callampa.

Y ahora veamos porqué los subsidios a la oferta son nefastos políticamente. Muy sencillo, vaya a preguntarle a Evo Morales que tuvo que echarse para atrás con el "sinceramiento" de los precios de la bencina en Bolivia tras manifestaciones, fogatas, piedrazos y cagazos al por mayor. Misma cosa le está pasando al gobierno chileno al tratar de revertir un mínimo porcentaje del escandaloso subsidio del 90% al precio del gas de los Magallánicos. Incluso contribuyó a un cambio de gabinete en busca de ministros más "políticos" y "pragmáticos" lo que me hace temblar de pavor.

Políticamente es muy difícil corregir o eliminar los subsidios a la oferta, no existe manera de hacerlo en forma "inteligente" pues aparecen de inmediato los políticos "caza votos", oportunistas y demagogos. El surrealismo irresponsable de gente como el alcalde Mimica, el senador Bianchi o los diputados Marinovic y Goic ciertamente contribuyó a echarle leña a la hoguera magallánica.

Si el país quiere reforzar la soberanía en Magallanes hay mil formas de hacerlo mejor, especialmente en el plano tributario. Pero la peor forma es esta del subsidio al precio del gas. El político que inventó eso (vía ENAP) debiera ser juzgado y secado en la cárcel por chanta "caza votos" con la plata de los contribuyentes. La verdad es que si nuestros políticos abandonan su irresponsabilidad, populismo y demagógia, debieran terminar con todos los subsidios a la oferta, en todo el país, partiendo por el Transantiago. Aunque pataleen los injustamente beneficiados por dichos malignos subsidios.


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