martes, 25 de enero de 2011

Comentario Polìtico Semanal, por Patricio Grez de H.




Lo que más me gustó del nuevo ministerio son las refrescantes señales de austeridad del ministro Allamand. Es que nadie como él había renunciado a la ostentosa caravana de autos oficiales acompañados de carabineros en motos, trompetas, cornetas, trombones y fuegos artificiales. En nuestro gigantesco aparato estatal nadie parece querer acabar con todos los derroches en forma de lujosos autos oficiales, tarjeta visa de oro, gastos reservados y caleta de gastos suntuarios, por no mencionar esa ejército de asesores de todo tipo que parasita el increíblemente gigantesco presupuesto de 54 mil mishones de dolaritos.



Yo hubiese querido que el igualmente inmenso presupuesto de 45 mil millones del 2010 hubiese bajado a unos 38 mil este año, pero no fue así. Cualquier cosa antes que bajarse del auto oficial, dejar tirada la tarjeta de crédito oficial, y poner fin al clientelismo político con buenos sueldos para parientes, amigos y correligionarios. Aquí nadie que viva del Estado quiere renunciar a su tren de vida, aunque sea un lujo que Chile nunca se debió permitir.


Y esa danza de mishones también la contemplamos en la negociación del ministro Mofletín Lavín con la concerta para poder aprobar su famosa reforma educacional para la calidad y la equidad. Reconozco que por fin logró flexibilizar en un 5% el nefasto Estatuto docente pero tuvo que soltar 175 mil mishones de pesos de los contribuyentes para favorecer a los estudiantes que asisten a escuelas estatales. ¿Y para los estudiantes que asisten a escuelas particulares? naca la pirisnaca.


Hay cientos de miles de alumnos vulnerables, de los más pobres entre los pobres, que asisten a escuelas particuliares, y esos niños no van a recibir los mismos recursos que los niños que asisten a escuelas estatales. Ese fue el resultado del toma y daca entre Mofletín y la estatista concerta. No me parece que sea como para destapar la champaña pero tampoco pienso cortarme las venas. Además pudo haber sido peor, el diputado ultra izquierdoso Aguiló puso su mejor cara de pasionaria y renunció "al partido" pues el quería la total sovietización de la educación chilena, calcule usted.

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