domingo, 25 de mayo de 2008

Las "almas" de las Coaliciones

Las "almas" de las Coaliciones
Patricio Grez

Las dos grandes coaliciones políticas chilenas, la de Izquierda y la de Centro Derecha tienen en su interior dos almas....por lo menos. Corrientes orgánicas discrepantes, sensibilidades diferentes, grupos heterogéneos que conviven en la misma organización alternando equilibrios internos de poder a partir de un concepto básico de participación en un proyecto común. Se utilizan para estos efectos muchos adjetivos que nunca le hacen verdadero honor a la realidad. "Liberales" y "Estatistas", "Moderados" y "Halcones", "Duros" y "Blandos", "Desalojistas" y "Acogedores inclusivos buenas personas".

El estupendo libro de Andrés Allamand., de título largo; "El Desalojo, porqué la Concerta debe ser expulsada por los votos el 2009" explica fundadamente porqué el electorado debiera dar mayoría a la Alianza ese año. Pero fue hábilmente prostituido por la fabulosa máquina mediática progre que ahora habla de una inexistente "Teoría del Desalojo" y creado la imagen falsa de una oposición energúmena que le ha negado la sal y agua a mi Gordis, pese a que en la realidad la oposición ha colaborado lealmente y llegado a acuerdos en Educación, Previsión y Delincuencia. Pero la propaganda progre sigue machacando la imagen falsa de una oposición monstruosa, de cejo fruncido, babeante de odio...y sin duda tal propaganda machacona tiene medio convencida a mucha gallada, incluyendo al propio Pablito Longueira que además tiene un problema personal con Allamand. Te rogué Pablito que no siguieras con tu actitud destructiva, pero no me has querido hacer caso, ¿que puedo hacer?...no me voy a cortar las venas.

Bueno, sigamos con lo de las "almas" de las coaliciones.....

A veces, también, hay terceras o cuartas almas, minorías críticas, sectores disidentes cuya actividad contrapesa la tendencia siempre autoritaria del aparato dirigente. La Coalición de Izquierda, por ejemplo, ha convertido esa diversidad en un activo que le permite ocupar grandes parcelas del espacio político. Es evidente que Frei y Navarro, Pizarro y Stalin Escalona, Velasco Andrés y el Obeso Andrade, Alvear y O my Money, representan tendencias distintas, en ocasiones opuestas, de un colectivo capaz de mantenerse unido, en torno a una estrategia básica por mantenerse en el poder. Se producen tensiones, a veces cambia un poco el eje de dirección, pero el proyecto y la oferta se mantienen en una relativa estabilidad . Y no podemos dejar de felicitarlos por su capacidad mediática infinitamente superior.

En cambio, en el seno de la Coalición de Centroderecha parece haberse vuelto imposible la convivencia de matices de una misma personalidad colectiva. Lo de Mofletín Lavín, Pablito Longueira, Andrés Allamand y también la deliciosa Lily Pérez representan ejemplos de una tendencia a la dinámica autodestructiva, incapaces de pronto de soportarse unos a otros. El lógico pesimismo que sigue a años y años de derrotas electorales puede convertirse fácilmente en una espiral suicida. Y en el fragor del combate fratricida no sólo habrán olvidado quién es el verdadero adversario político, sino que agrandan las diferencias de una manera desproporcionada con acusaciones y reflexiones destempladas.

El encono personal entre algunas vacas sagradas de la Alianza puede tener un resultado letal en el electorado, al provocar el desconcierto de sus votantes y seguidores. Y aún no ha tocado fondo: lo hará mucho más adelante en este largo período electoral.

Mientras la Coalición de Centro Derecha no acepte que puede vivir políticamente con al menos dos "almas", cada una con su razón, y ambas puedan discutir en su seno sin maximalismos ni fracturas, sin divagar sobre su identidad esencial, está condenada al fracaso. Mientras no se distingan los matices de los principios, la única salida conduce al abismo. Solo puede salvarse si afronta sin reparos su propia supuesta esquizofrenia y los representantes de la "otra alma" se abren también al debate a campo abierto, con sus argumentos y sus legitimidades. Ya no valen silencios ni males menores; es hora de debatir sin complejos ni miedos, abrir la catarsis y que se vea quién está en minoría y quién en mayoría. Se trata de algo muy viejo que ya está inventado. Se llama democracia.

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