lunes, 13 de octubre de 2008


Mi querida Gordis convocó a todos los jefes de los partidos políticos para buscar un "diagnóstico común" frente a la crisis financiera internacional. Pidió no sacar pequeña ventajas políticas, pero al mismo tiempo pide que se apruebe su presupuesto 2009 tal cual sin mayores discusiones...

¿En que quedamos Verónica Michelle?...na que ver puh comadre...no porque haya una crisis financiera internacional vas a pretender que el Congreso se transforme en un poder del estado sin poder y te apruebe todo sin chistar. Con esa lógica mejor cerramos el congreso. Todo lo contrario, este presupuesto de casi 40.000 millones de dolaritos se merece una revisión más completa que nunca.

El diagnóstico sobre la crisis se puede resumir muy fácilmente: estamos enfrentando un tremendo cagazo mundial de largo aliento tras la implosión de una gigantesca burbuja generada por la intervención de los agentes del todopoderoso Estado.

Las políticas monetarias laxas de los Bancos Centrales, con su tasas de interés negativas, se potenciaron con la Ley de Reinversión Comunitaria, que fue endurecida durante la administración Clinton, los políticos empezaron a intimidar a los bancos y las demás instituciones financieras para que extendieran préstamos a los denominados deudores sub-prime. La zanahoria ofrecida era que estos préstamos de alto riesgo serían adquiridos por las empresas de titularidad pública Fannie Mae y Freddie Mac. Una receta para el desastre que muchos expertos presagiaron, los tildaban de "pesimistas" y ahora son los nuevos gurúes.

Ya estamos presenciando los primeros efectos con el desplome del precio del cobre. Y no hay que apostar que no seguirá bajando, y cuando llegue a los 1.2 dolaritos la libra o menos, Codelco va a empezar a perder plata si no se reestructura fuertemente. Algo hay que hacer respecto de la actual captura de esa empresa estatal por parte de políticos de la Concerta y los gigantescos sindicatos de trabajadores contratados y subcontratados.

Los 60 millones de dólares mensuales de déficit del Charchantiago tienen ahora menos presentación que nunca, son 720 millones al año. Llegó el momento de sincerar ese desastre y avisarle al público que la tarifa se va a corregir gradualmente desde los $380 actuales hasta su verdadero costo, cualquiera sea, no puede seguir ese subsidio en que los pobres de provincias le pagan el boleto a los smogtiaguinos.

El presupuesto debe maximizar la focalización de los gastos en las personas necesitadas. Los subsidios deben ser, en lo posible, entregados directamente a las personas necesitadas, subsidios a la demanda. El subsidio de salud debe ser portable, que cada beneficiado pueda usarlo para pagar parcial o totalmente su cotización a Fonasa o una Isapre de su elección. Los fondos para "la curtura" deben ser reducidos a cero y cerrar el ministerio de la "Curtura" que nunca debió haber sido creado, esa es una expresión totalitaria impropia de una sociedad libre, que el "mundo de la curtura" (incluyendo los cineastas panfletarios al peo y los galanes y actrices de culebrón) se gane sus piticlines como todo el resto de los chilensis, vendiendo entradas a sus shows y no obligándonos a pagarles con fondos de nuestros impuestos..

Los trillonarios fondos de Chile Recortes deben ser reasignados al Ministerio de Educación y usados en incrementar la subvención escolar para que las familias de los escolares puedan usarlos para pagar total o parcialmente la colegiatura en colegios privados o estatales de su elección, con inglés y deportes incluidos. Chile Recortes debe ser clausurado. El Estatuto Docente debe ser derogado.

El emprendimiento y la innovación deben ser estimulados. Las empresas solo pagarán impuestos por las utilidades repartidas, como antes. Se deberá permitir la depreciación acelerada, como antes. La indemnización obligatoria se deberá rebajar a cinco años, como antes, y complementarla con seguro de cesantía.

Eliminar de inmediato el distorcionador Impuesto de Timbres y Estampillas además del impuesto al Combustible.

Se necesita incentivar el maltratado ahorro de los chilenos con tasas de interés reales positivas, no como hoy. Hay que recortar al máximo el despilfarro público –tratando de bajar otros impuestos si fuera posible– y flexibilizar a concho el mercado de trabajo y demás factores de producción para que la reestructuración sea más rápida y menos dolorosa. Hay que aumentar nuestra capacidad competitiva y de innovación. Esperar un trato como este de los alérgicos al liberalismo y adoradores del Estado es pedirle peras al olmo. Pero la esperanza debe ser lo último que perdamos cuando nos jugamos tanto

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