sábado, 17 de mayo de 2008

Los intereses superiores de la Nación


Los intereses superiores de la Nación
Patricio Grez


Thomas Sowell es un negrazo economista gringo liberal de la nueva hornada. Y tiene dichos que sintetizan muy bien ciertas ideas con su toque de sorna e ironía, como "la política es el arte de conseguir que tus intereses egoístas parezcan intereses nacionales".

Este concepto se aplica perfecto en Chilito a muchas situaciones de la política local, veamos solo dos ejemplos al azar:

Ejemplo número 1. El gigantesco y monstruoso sindicato monopólico de profesores estatales apernados fue el que instaló la falsa cuña contra "el lucro en la educación". Miles de pingüinos y decenas de políticos progre abrazaron tan "noble" concepto. Pero casi todos sabemos ya que el verdadero objetivo de ese Frankestein Sindical era prohibirle a las familias usar su subsidio educacional para pagar total o parcialmente la matrícula de su escolar en el colegio de su preferencia, independientemente de que el colegio elegido sea comercial o filantrópico, religioso o laico, municipal o privado. O sea el "noble" concepto "anti-lucro" esconde la intención de destruir la libertad de educación y monopolizar a los escolares con subsidio. Los liceos estatales se están quedando vacíos, para gran pánico de los profesores estatales, y por eso quieren obligar a todas las familias subsidiadas a matricular a sus escolares en los liceos estatales donde ellos trabajan apernados, una idea totalmente egoísta y ciertamente abominable y liberticida.

Ejemplo número 2. Financiamiento de los partidos políticos con los impuestos aportados por los contribuyentes. Este proyecto recientemente presentado al congreso por los ministros del Palacio, fue justificado por Panchito Vidal para "desligar a la política del billete" (sic). Panchito es seco para salir con esas cuñas tan engrupidoras. "Desligar a la política del billete" también era el "noble interés nacional" que se perseguía hace años cuando el Congreso aprobó financiar las campañas electorales con "fondos públicos", o sea con la plata proveniente de nuestros impuestos que aportamos todos los contribuyentes, pobres y ricos. Pero tan "noble objetivo" igual no se logró, igual el Senador Girardi utilizó facturas juleras de Publicam, igual el diputado PPD González desvió fondos de los programas de empleo para su campaña, misma cosa hicieron muchos otros diputados y diputadas progre-izquierdosas que incluso aparecieron en listas internas de Chile Recortes como beneficiarios de generosos "Recortes".

Sintonice usted mañana domingo el programa Tolerancia Cero de Chilevisión y va a ver al representante de la izquierda, Sr. Guillé, argumentando que la deresshha tiene el apoyo económico de los empresarios y por eso lo justo es que el Dios Estado financie a la pobre y humirde izquierda con la plata de los contribuyentes. Ese argumento de "interés nacional" es más viejo que el hilo negro y más falso que los lingotes de Pinoshé. La izquierda estuvo en el poder ininterrumpidamente entre 1920 y 1973, y lo ha estado, también ininterrumpidamente desde 1990 hasta hoy. Nunca le ha faltado plata, se manda unas campañas de padre y señor nuestro, y sus partidos políticos siempre han estado muy bien financiados...por los empresarios por supuesto, que saben que vale la pena estar en la buena con quien manda. Por su parte el Partido Comunacho recientemente recibió fondos de nuestros impuestos por $6.000.000.000 como "indemnización" por una imprenta que perdieron tras el golpe, yo creo que ni la imprenta del Merculo cuesta tan cara.

Quizá resulte doloroso de admitir para nuestra clase política, pero la más reciente encuesta revela una increíble y masiva desafección de la ciudadanía con los partidos políticos. Es perceptible una patente falta de convicción democrática, una desmotivada abulia en la reacción ciudadana, la apatía generada en el cuerpo social por años de corrupción, cinismos, polémicas y consensos rotos. Incluyendo por cierto actitudes como las del dulce Stalin Vladimir Ilich Karl Friedrich Skalona que recibe de los contribuyentes su sueldo principesco para hablar puras pelotudeces incendiarias que al final del día solo ahuyentan a los emprendedores e inversionistas, que son los que crean empleo y riqueza en una sociedad.

Todavía no nos hemos hecho una idea cierta del daño profundo que ha producido la decreciente calidad de nuestra política, las poses mofletinescas blandengues y oportunistas, los caudillismos, los aventurismos chavistas y neo-estalinistas, la permanente intención de engañar al pueblo para conseguir que intereses egoístas parezcan intereses nacionales.

El resultado de años y años de política perversa es un ánimo ciudadano desfondado, un escepticismo intenso que ha hecho retroceder el vigor moral de la sociedad chilena, cunden el recelo y la desmotivación. Los políticos tienden a creer que el pueblo sigue sin chistar sus ritmos de conveniencia, bailando alegremente una cumbia de acercamientos y alejamientos al compás que marcan las consignas de la retórica partidista, pero los estados de opinión pública tardan mucho en cuajar y más aún en desvanecerse.

Recuperar la confianza ciudadana y sacudir la desmoralización no va a ser fácil. Requiere una actitud muy decente y sincera y una determinación muy explícita por parte de la clase dirigente. Y cada vacilación, cada gesto de ambigüedad, cada contradicción, no hará más que ahondar la fosa de confusión y suspicacia que han cavado políticos irresponsables y toda su enorme máquina mediática "comprometida" que ahora increíblemente incluye al galán Camiroaga, cumpliendo fielmente las instrucciones políticas que recibió para atacar a Tatán Piñera. El problema de los políticos es que cuando salen a la calle, no miran a la gente más que para pedirle el voto. Pero si miraran bien, a la luz de esa reciente encuesta, se darían cuenta de que se han ido quedando mucho más solos.

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